miércoles, 20 de febrero de 2013

Análisis: “Metal Gear Rising: Revengeance”

Un formidable y trepidante espectáculo de acción. Así es como se presenta Revengeance, la nueva entrega de la serie Metal Gear. Raiden encabeza una aventura impresionante desde el punto de vista visual y jugable, un lanzamiento que quizá sea algo breve pero que resulta una de las experiencias más intensas de los últimos tiempos. La creación de Hideo Kojima se disfraza de Hack and Slash feroz y salvaje, pero también divertidísimo y genial.

La maniobra era arriesgada, no nos cabe la menor duda. El nombre Metal Gear es gigantesco en todos los sentidos, y su sombra podría acabar coartando la libertad creativa de cualquier estudio sin la personalidad necesaria para embarcarse en la gesta de llevar la emblemática marca de sigilo a un nuevo contexto. Pero al frente de Rising está Platinum Games, un equipo que no conoce el miedo y cuya valentía nos ha regalado en los últimos tiempos algunos de los videojuegos más imaginativos que recordamos. Es precisamente eso lo que es este Revengeance, un lanzamiento de acción que da el paso adelante de ofrecer algunas novedades apasionantes, pero que en esencia es un Hack and Slashrotundo, apasionante y que nos reconcilia con un estilo de juego que no siempre nos ha brindado cotas tan altas en los últimos tiempos.

Recordamos que inicialmente el juego iba a ser desarrollado por el Kojima Team liderado por el propio creativo, pero a finales de 2011 se supo finalmente que serían los responsables de Bayonetta o Mad World los que se ocuparían de su producción. Nos encantaría saber cómo hubiera sido el juego si lo hubieran creado Hideo Kojima y su séquito, sin embargo estamos de veras encantados por el trabajo llevado a cabo por Platinum Games. ¿Por qué? Los motivos son varios, y vamos a tratar de desgranarlos en el análisis.

Principalmente podríamos esgrimir que en lugar de hacer un título "de género", el estudio japonés subvierte casi cualquier norma imaginable y consolida uno de los mejores productos de lo que llevamos de 2013. El título es rompedor y salvaje, con un punto gamberro muy propio de los lanzamientos de este estudio, y que se sabe fuerte desde la perspectiva del carisma que aportan las creaciones de Kojima en cuanto a personajes, situaciones y contextos; y que además los explota con una jugabilidad divertida y alocada. Un juego decididamente nipón en todos los sentidos, con todos los tics de la industria oriental pero también con el sello de uno de sus mejores equipos de talentos de la actualidad.

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“Vídeo Análisis 3DJuegos”

Hombre o Máquina 
En el juego seremos Raiden, un personaje que ha tenido algunos momentos de mucha importancia en la serie Metal Gear, pero que aquí se encumbra como el auténtico protagonista y el verdadero motor que hace funcionar la narrativa. El argumento es más que interesante para hablar como lo hacemos de un Hack and Slash, un género que por desgracia tradicionalmente no ha cuidado demasiado sus guiones. No esperes la profundidad argumental de los trabajos anteriores de la serie, porque al fin y al cabo esto es un spin-off así que no sigue la saga propiamente dicha, pero sí habrá infinidad decinemáticas y una cantidad de información ingente.

De hecho comenzamos nuestros primeros minutos en el modo historia visualizando una larga cinemática en la que se nos presenta el contexto. Como tenemos por costumbre vamos a procurar contar lo menos posible, pero sí vamos a dar un puñado de inofensivas y vagas pinceladas sobre lo que se nos cuenta. En el título ejercemos de escolta, junto a otros miembros de un robusto equipo de seguridad, en lo que parece ser una misión rutinaria de un importante VIP al que acompañamos, el más importante del panorama político mundial de hecho. Como no podía ser de otro modo la situación se tuerce por la irrupción de una serie de cyborgs que atacan el convoy y sacan a la luz el lado más peligroso del propio Raiden, el que parecía algo apaciguado y que desencadena su furibunda ira homicida.

Todo comienza poco menos que como un desagravio, pero a partir de ahí se comienza a construir una enrevesada trama que nos lleva por varios lugares del mundo conociendo a distintos personajes, e infiltrándonos en abundantes bases enemigas fuertemente defendidas. Revengeance funciona desde luego como celebración de acción salvaje y desatada, pero su guión no es ninguna estupidez y pese a que no alcanza cotas demasiado altas lo cierto es que con un mínimo de atención se puede seguir con desapasionado interés. Eso sí, si el lector consideró entrometida o cargante la cantidad de vídeos de Guns of the Patriots, la última entrega de la serie para consolas de sobremesa, aquí va a encontrar nuevamente una buena ración de éstas. Rising no presenta un metraje cinemático tan dilatado como el de Metal Gear Solid 4, pero los amantes de la acción descerebrada disfrutarán de la opción de omitir estas secuencias puesto que determinados perfiles pueden encontrarán excesiva e inoportuna la cantidad de CGIs... sobre todo en el primer tercio de la campaña.

Metal Gear Rising: Revengeance
Desde la óptica narrativa, el videojuego es interesante. Se trata de un título que está, en términos de guión, por encima de la media del género.
¿El resto? Los demás disfrutaremos de un guión que se mueve con habilidad por varios lugares del mundo, y que nos presenta unos villanos que, como es tradicional, resultarán tan estrafalarios en cuanto a su aspecto como fascinantes en cuanto a psique. En la sección del apartado gráfico detallaremos la brillantez y el carisma de sus diseños, pero ya adelantamos que desde la óptica narrativa no están ahí porque sí: todos tienen sus motivaciones y su historia a sus espaldas. Todo se presentan con gran lujo de detalles, en escenas con incluso tanta información que dividirá nuevamente a los jugadores entre los que la considerarán superflua y los que la verán como imprescindible, pero que en todos los casos tienen en común esa obsesiva atención por los pormenores que siempre han tenido todos los personajes de esta serie... héroes o villanos.

Por otra parte durante el desarrollo ya nos llamaron la atención unas palabras de Atsushi Inaba advirtiendo que estaba de acuerdo en que la parte puramente jugable del título podía llevarnos unas cinco horas, pero que éstas no contarían las cinemáticas, así que la cifra garantizamos que se incrementa de forma notable. Así pues la duración del programa es relativamente cuestionable, pero ya aseguramos que como experiencia es de lo más intenso que se puede encontrar en estos momentos. Es un viaje que nos dejará exhaustos, y que puede no contar con multijugador ni ningún entretenimiento al margen de la historia más allá de unos prescindibles desafíos de entrenamiento, pero que es brutal y desmedido, demostrando bien a las claras el envidiable estado de forma que tienen los chicos de Platinum Games.

Metal Gear Rising: Revengeance PS3
Puede parecer que el juego está algo cargado de interfaces y rótulos, pero toda la información que se expone es necesaria.
Músculo Jugable 
Revengeance es un juego fibroso, uno que aprovecha siempre que puede para marcar su abultada musculatura y que se regodea en una sensación de montaña rusa que tiene la sangre fría de comenzar su aventura con un combate contra una bestia mecánica de varias decenas de metros de altura, y que a partir de ahí no hace sino crecer. Platinum Games se ha tomado en serio esa máxima del cine de acción que recomienda "empezar una película con un terremoto y después ir aumentando la intensidad", y ha hecho eso precisamente con su videojuego: creando una experiencia que nunca nos deja descansar un minuto para tomar aliento, y que está de sobras capacitada para convertirse en una fenomenaldescarga de adrenalina como pocas hemos visto en los últimos tiempos. 

En el programa nuestros filos son nuestros únicos amigos. Todo lo que se mueve es susceptible de ser destruido en el universo que presenta el programa, y es que pocos aliados vamos a encontrar en un mundo amenazador y altamente tecnológico. ¿Cómo funciona todo? Generalmente presenciamos nuestra incursión en una zona comprometida o en una base enemiga mientras se nos cuenta cuáles son nuestros objetivos y cuáles los problemas que tendremos que afrontar, y a partir de ahí comienza el festival: un pistoletazo de salida para cortar todo y a todos.

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