SimCity regresa para aplacar las ansias de sus muchos aficionados que aún siguen jugando a su cuarta entrega. Un juego tan vasto y detallado como puede esperar una de las comunidades más entregadas. Crea la ciudad de tus sueños a un nivel de detalle tan profundo, que incluso verás tu propia personalidad en ella.
Quién lo diría, pero de todos los elementos que alimentan una ciudad, esos que la hacen única e inimitable, Maxis ha escogido las carreteras. El pilar central del juego, el que convertirá nuestra ciudad en una metrópoli moderna y evaluará nuestros fracasos como alcalde.
SimCity es obra urbanística sin igual. Su esqueleto, el nuevo GlassBox, permite reproducir en pantalla la evolución de todas las decisiones a un nivel de detalle enfermizo. Pero como decimos, todo nace de las carreteras. Al principio bastará con realizar el entramado de la ciudad, colocando a su alrededor el tipo de función que queremos que florezca: zonas residenciales, servicios o industria.
Levantando un imperio
En el fondo, SimCity no deja de ser un juego de prever tus errores. Que te machaca por haber trazado un plan urbanístico mediocre, pero que sabe recompensarte cuando no tomas decisiones precipitadas. En ocasiones, incluso te sentirás un 'Gallardón' en potencia, cuando tengas que levantar carreteras estrechas para cambiarlas por avenidas con más carriles y hacer que tu ciudad prospere. Y es que si quieres ver cómo los rascacielos van apareciendo poco a poco en tu ciudad, estas serpientes de asfalto (que ahora pueden retorcerse en cualquier ángulo y elevación) deben ser capaces de soportar antes el tráfico más congestionado.
Mientras que tú diseñas tu ciudad, tus habitantes harán lo que mejor saben hacer: quejarse. Sitúalos cerca de una zona industrial o de un depósito de basuras y su aprobación general bajará. De nuevo, nos lleva al inicio de la partida: ¿hemos diseñado bien la ciudad o tendremos que usar el bulldozer para hacer cambios drásticos? Como veis, la dificultad de SimCity no radica tanto en los retos que la máquina nos plantee como en los fallos que hemos cometido como constructores y tenemos que solucionar.
Son muchas las tareas que nos van a tener ocupados en la construcción de la ciudad, y todas ellas requieren nuestra atención. Tanto, que a veces uno puede verse desbordado por ellas y tiene que parar el tiempo en seco para ordenar las ideas. Es en esos momentos cuando el GlassBox vuelve a brillar para mostrarnos el interior del juego en todo su esplendor. La cantidad de filtros que se pueden usar para analizar nuestra ciudad es espectacular, trazando mediante sistemas de barras los pormenores de cada asunto. Gracias a ellos, podemos ir solucionando los más urgentes. Si nuestros sims están incómodos lo veremos rápidamente, así como el sector en el que tienen más queja. Si hay demanda de residencia, nos especificarán el estatus económico que se requiere para construir carreteras acordes a ello. Si nuestra ciudad requiere más energía o agua, consume más en ciertas zonas que tienen que estar más apoyadas o crea mucha contaminación que, por la dirección del viento, llega a las zonas residenciales, lo podremos detectar y actuar en consecuencia. Realmente Maxis ha hecho un gran trabajo al conseguir que toda esta locura de gráficas puede interpretarse fácilmente sin que ni siquiera resulte aburrido sólo mirar.
Las panorámicas que deja tu ciudad cuando acercas la cámara son espectaculares. Puedes incluso seguir la vida de un sim a detalle.
El equilibrio es imposible
Ahora bien, quien más y quien menos conoce SimCity y su planteamiento (olvidándonos un poco de los juegos posteriores a SimCity 4). Pero las novedades de este "reboot" no son pocas. A las carreteras y el nuevo motor gráfico se le suman aspectos jugables muy interesantes.
Las Grandes Obras son sin duda uno de los más importantes a tener en cuenta. Estas construcciones nos permiten seleccionar un lugar del terreno para explotarlo industrialmente, y obtener un gran número de recursos. Son caros, alrededor de 1.000.000 de simoleones, por lo que no esperéis disponer de ello hasta no haber aprendido las bases del juego y tener un par de ciudades conectadas y bien aprovisionadas. Pero una vez que activamos una Gran Obra, se desata el potencial de SimCity y entran las especializaciones.
En las especializaciones podemos encontrar una gran variedad. Podemos por ejemplo, decidir sacarle hasta la última gota de petróleo al terreno y construir un gran emporio del combustible, con fábricas que lo procesen y lo exporten a otras ciudades. Cuantas más fábricas de este tipo, más contaminación; creando un ambiente de ciudad ocre e industrial que se puede ir convirtiendo en toda una distopía si va evolucionando. Pero también podemos dedicarnos a la ciencia y tecnología, creando una ciudad llena de modernos edificios y rascacielos. De la misma forma también podemos crear nuestra propia ciudad de 'Las Vegas', apostando por los servicios recreativos y las salas de juego. Nuestras decisiones harán que la urbe evolucione de distinta manera.
El terreno y el espacio son muy importantes. No puedes construir todo en una misma ciudad, tendrás que hacer otras adyacentes que proporciones distintos servicios.
El extrarradio de tu ciudad
Sin embargo, pese a que todos estos cambios son bastante significativos, Maxis no ha querido dejar pasar la oportunidad de experimentar e intentar llevar SimCity un paso más allá. Las cartas están sobre la mesa, y es que el modo multijugador de SimCity puede quedarse en un curioso detalle o en un completo ecosistema que haga las partidas mucho más desafiantes, porque una cosa es comerciar con la inteligencia artificial y otra muy diferente cooperar con el vecino de al lado.
El tipo de ciudad que construyamos y la comunicación será vital. Tanto que muchas ocasiones no será necesario dedicar tantos recursos a construir ciertos edificios o hacer crecer toda una industria, si podemos importar esos materiales de nuestro vecino o bien intercambiarlos por otros de nuestra propia producción. SimCity apoya este intercambio, puesto que es muy difícil, si no imposible, que en una sola partida podamos llegar a construir todo lo que queramos. Cooperar con el otro jugador se hace entonces vital para el bien de las dos ciudades, y sin necesidad de que se casen nuestros herederos.
La aprobación de tus sims marcará tu propio éxito. Subir y bajar los impuestos influye, por supuesto.
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